Hay viajes que marcan un antes y un después.
El Champaquí fue eso para nosotros: el comienzo de algo que, sin planearlo del todo, se transformó en el alma de Andino.
Fueron tres días de trekking por los paisajes más altos de Córdoba, entre piedras, ríos y cielo. Dormimos en refugios, compartimos fogones y amanecimos con ese silencio que solo la montaña puede regalar.
No se trató solo de llegar a la cima, sino de caminar juntos, de reencontrarnos con lo simple, con el ritmo lento de la naturaleza.
Cada paso fue una charla, una carcajada o un momento de introspección. Y entre mates, mochilas y cansancio, nació lo que hoy llamamos "Experiencia Andino": personas que eligen conectar con la tierra, con los demás y con uno mismo.
Esa primera expedición nos enseñó que Andino no es solo una marca de ropa, sino una forma de vivir: salir, respirar, moverse, descubrir.
Y aunque cada experiencia que vino y va a venir después fue y va a ser distinta, el Champaquí siempre va a ser el punto de partida.
La primera huella.
El lugar donde entendimos que esto recién empieza.

